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El nacimiento, darle no más, hasta que duela



Cuando se hablaba de las armazones, no quedaba otra cosa que pensar en cómo se organizan los hombres en torno a una ciudad recién parida, algo así como la organización de sus operaciones para que pueda funcionar de acuerdo a un plan. ¿Se imaginan una ciudad sin planes? Es como escucharse respirar, en buenas cuentas, como lanzarse al mero acto de permanecer, si me permiten el mexicanismo. Y una ciudad que sólo permanece, es lo mismo que una ciudad sin futuro. ¿Tal vez Balmaceda..?

Hubo una comunidad que no sólo le hizo siempre el quite a la permanencia contemplativa, sino que creó, inventó y se paseó por el afán creativo. Y a pesar de esa tremenda fuerza y empuje, se quedó en un segundo plano al embancarse el río y dejar de ser puerto principal, y al empezar a enfermarse sus habitantes por la intensa humedad de sus entornos. A pesar de ello, nuestro antaño puerto principal con toda la carga significacional de su presencia y estatura, deja bien establecidos los conceptos de ciudad organizada al resaltarse su calidad social a través de las crónicas y los recuerdos. Paseemos por esas virtudes escritas con letras doradas.

En 1919 desembarca en Puerto Aysén un curita tímido y desgarbado, joven y dinámico llamado padre Nicolay, el reverendo. Un año más tarde le corresponde el turno a un tal llamado Estanislao Bórquez, el que es capaz, a pesar de no haber ningún camino inaugurado, de efectuar la primera gira apostólica por el territorio pensada, creo, como vía crucis por la dramatización de los movimientos de traslado y avance a través de la naturaleza hostil. Así y todo, su raid le hace llegar felizmente a un poblado muerto, cuyos poquísimos habitantes ya se habían enterado de su viaje por los chasquis y le estaban esperando para oficios de casorios y bautizos. Eso no es todo. Ocho años después llega a la ciudad desde Puerto Montt un presbítero de nombre Guillermo Weisser, párroco de Puerto Varas, quien incluso diseña y posiciona una verdadera iglesia.

Aquel mismo año de 1928 el periodista santiaguino recién titulado Julio Santander viene comisionado por El Mercurio, el día de la Noche Buena. Debido a que su presencia es hasta el momento de su llegada absolutamente inédita, puede ser considerado como el primer periodista que viene a cubrir reportajes sobre Aysén, cosa que es necesario destacar.

Si merodeamos por el comercio establecido, hallamos un ámbito completamente energizado, a pesar de esa depresión que se vive entonces. Así como en Balmaceda el paisano Ali Haida hace funcionar una panadería casi de la nada, aquí se yergue el famoso pero desconocido nombre del primer panadero aysenino, cuya panadería funcionó en casa de don Chindo Vera el año 1924. Era el chilote Enrique Barría y creo que el oficio ha sido legado ya por unas cuatro generaciones dentro de la familia.

Aysén también es descollante por el pionerismo en materia de telecomunicaciones y es que las sociedades ganaderas, sitas en diferentes dominios territoriales, debieron siempre organizarse en torno a las comunicaciones telefónicas ya en aquellos primerísimos instantes de la post colonización. Los ingleses, con el aparataje técnico necesario disponen de una amplia red de cablería que unifica el puerto principal con la administración de la Estancia, llegando incluso a Coyhaique Alto y Ñirehuao. Estos primeros teléfonos funcionan ya en 1919 y se destacan por ser los famosos aparatos de magnetos, con una manivela que alguna vez tuve la oportunidad de usar cuando era niño en la estancia de Ñirehuao. Estoy hablando de 1959.

La fotografía que ya ha aparecido en los crucigramas que diseñamos por este mismo medio y que muestra un bote sobre el cual van algunos científicos y estudiantes en inspecciones científicas de siembras de ovas, ya tiene pie de foto, gracias a que mi maestro Baldo Araya se refiere a ella, tal vez sin haber conocido la foto que tengo en mi poder, donde efectivamente se destaca al estudiante Conrado Ruiz Salazar, un avezado estudiante de Bioquímica de la Universidad de Chile, quien integraba la comisión de científicos invitados por Inspección de Bosques, Pesca y Caza y que efectuaran la siembra de ovas en el río Aysén y río Los Palos, tal como lo consigna la imagen de la foto, la cual formará parte de la portada de una de mis próximas novelas.

Por esos mismos primeros y lejanos años la firma Durán Saavedra adquirirá las primeras partidas de lana de los ganaderos, dejando de lado el mecanismo comercializador vía Comodoro Rivadavia. Reciben ese trabajo dos connotados ganaderos balmacedinos, Esteban Echaveguren y Juan Fernández.

Finalmente, se habilitan las oficinas de la Aduana de Río Aysén en 1931 y la Oficina de Correos, siendo administrada ésta última por Rolando Vera Rivera, no abandonándose por ningún motivo el conocido sistema de valijeros a caballo que tan buenos resultados lograra desde su implementación. El mismo año gracias a la gestión de casi todas las fuerzas vivas de las comunidades, se implementa en Puerto Aysén el recordado Hospital en una obra de madera con tejado de zinc, y con una instalación de veinte camas, crónica que ya realicé este mismo año con muchos más detalles que éstos.

 


Comentarios

  1. Aysén, todavía tiene muchos encantos, sobre todo cerca del río seco y su playa. Pronto colocaré un vídeo en YouTube de Aysén. Saludos

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