Hasta aquí donde vamos, han pasado 46 largos y jugados años. La guitarra del 74 sonaba mucho mejor que ahora, las chicas y nosotros nos buscábamos en amores desesperados. La U ya había dejado atrás esa preservación maquillada de la felicidad, ahora con una cruz de condicionamiento. Una cruz roja donde nos obligaban a comprometernos con la seriedad, so pena de perder la matrícula para siempre. Así que le dimos con lo que teníamos y salimos airosos a la vida. El primer error ya se vino rapidito, cuando me casé. (Valparaiso, Verano 1974)
En la primera provincia no hubo nadie a quien tanta gente se refiriera tantas veces como don Rudecindo Vera Márquez, excepcional chilote que aparece en casi todas las fotos que tomaron los fotógrafos de los años 20 y 30. Este invencible capitán de los mares y archipiélagos, aquel que sólo naufragara en el ocaso de su vida, en medio de las oscuras selvas del Pangal, llegó a instalarse primero con la Pensión Vera en los albores de los años 20.
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