Verlos juntos era ser coyhaiquino. Ninguno como ellos, nadie tan de esta tierra, como muchos otros que se ven diariamente por estas páginas. Aleuy llegó con su tío de crianza Marcelino Sabres y se quedó conociendo Aysén desde los muelles, luego hizo labores de junior y barrendero en el negocio de su tío.
Pero pronto su pariente lo mandaría a pasos grandes. Representar el boliche en Coyhaique. Se instaló en Moraleda, al lado del amigo Garay. Y comenzó a aprender y a meterse con todo tipo de grupos y amistades.
Jalife era un turco especial, medio argentinado por su largo cobtacto con los chés en la frontera y en los caminos. Era eximio bailador de tango e imbatible en los lances del truco, como todos los amigos en ese entonces. Juntos en el Chible, en el Royal, en La Bomba, en el Español, en Aysén. Siempre grandes amigos, los turcos Aleuy y Jalife.
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