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Las agüitas de mi tierra



LA PILETA DE LOS SESENTA.- Y si a alguno de nosotros, los de ese tiempo del sesenta, se le ocurre subir hasta el alto de piedra laja, cerrar los ojos y recordar... Las agüitas de mi tierra, congeladas y solas.

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Esos primeros barcos de los años 30

Resulta impresionante constatar la importancia que cobra la palabra vapor en las postrimerías de la década de los años 30 en Puerto Aysén, una vez que aquella comunidad tan progresista hubo echado a andar por el ancho camino del porvenir. El año 1938 llegó el director general del Servicio Marítimo don José Moreno Johnstone, ex agrimensor de la Oficina de Tierras y que ahora regresaba con la misión de implementar el servicio marítimo en el puerto. Un día 22 de Noviembre de 1938 hacía su entrada a la rada de Puerto Aysén el vapor Colo Colo, con el importante contingente de funcionarios. 

Juan Foitzick Casanova, su importancia en la creación de Baquedano

  A través del tiempo se ha dado por sentada la existencia de dos tipos de colonización en el territorio de Aysén, una que es la formal por arrendamiento de tierras a sociedades ganaderas y otra que es la   informal, porque se da espontáneamente por impulso natural de ocupación de tierras libres por parte de colonos ocasionales. Sucede que el primer gran ocupante de tierras de Aysén fue un galés llamado Juan Richard y que ya en 1896 se asentó con total libertad y dominio en los feraces pastizales del valle de Ñirehuao para criar con éxito una hacienda vacuna y caballar impresionante. Ese dominio espontáneo de tierras se vio sin embargo abortado cuando la Compañía Ganadera de Aysén arrendó al Estado las tierras concesionadas de las posesiones de Aguirre, debiendo entonces el galés Richard vender su estancia a los ingleses de la Compañía, por ser una empresa legalmente constituida. Y retirándose de la escena para siempre.