Una de familias más relevantes de la región, tanto por su trayectoria histórica como por su importancia en nuestras comunidades rurales y urbanas es la de los Cadagán, apellido que conserva orígenes bastante claros, aunque no tanto en la parte de su configuración morfológica, debido más que nada a su acentuación.
Al respecto, cierta tarde se me acercó un miembro de la familia muy bien documentado, quien rectificó con seguridad el tilde, manifestando que debía llevarlo en la primera a, lo que transforma automáticamente en esdrújula la palabra. Entonces, para contar la historia, probaremos el término de aquí en adelante.
A mediados de 1800 encalló frente a las costas de Niebla, provincia de Valdivia, un barco irlandés con familias que llegaban en busca de mejores horizontes. Debido a lo tormentoso del viaje, muchas familias decidieron quedarse en aquel punto de su travesía, mientras que otros prosiguieron su viaje hacia La Unión. En un grupo de esos venía el primer Cádagan.
Se ha llegado a pensar que el apellido Cádagan proviene de Karrigan, pero aquello es rotundamente desmentido por la familia, quien afirma que no sufrió alteración alguna ni fue deformado ni chilenizado como se piensa. Se sabe además que los irlandeses Cádagan colonizaron no sólo regiones de América, sino que su descendencia pervive y subsiste en lejanas latitudes de Inglaterra, Francia, Italia, Canadá y Estados Unidos, llegando a establecerse varias ramas en la Argentina.
¿Cómo llegaron los Cádagan a Aysén?
Una penosa travesía acompañó al movimiento de las familias fundadoras hasta el territorio de Aysén donde principalmente las primeras estirpes señalan a María Cruz Cádagan Fernández, casada con Juan Félix Cádagan Molina. De esta primera gran unión suceden otras variadas parejas que comienzan a multiplicar las presencias de los Cádagan en todos los rincones de la primera provincia. Conjuntamente con aquellos, se produce un fuerte movimiento de búsqueda de tierras en unidad con otros familiares, padres, tíos, primos y hermanos que deciden salir en busca de tierras orejanas, encontrarlas y delimitarlas sin decretos ni autorizaciones, a la usanza antigua. Para ello, abandonaron La Unión aproximadamente en 1910, tomando rumbos hacia el sector del Lago Puyehue, llegando a territorio argentino por el paso fronterizo. Es entonces que se detienen para parlamentar y analizar la estrategia de acercamiento y ocupación. Todos juntos deciden proseguir el viaje en busca del Río Pico, donde son informados que en Lago Verde existían tierras fiscales para colonizar.
En una corta estadía de tres o cuatro meses en Lago Verde consiguieron percatarse de las limitaciones de las tierras para lo que pretendían, por lo que deciden regresar a Río Pico volviendo a entrar al territorio argentino. Es ahí donde se encuentran con el famoso hacendado Lucio Otero, poseedor de una enorme estancia ubicada cerca de Bariloche, quien los contrata para las labores de campo, permaneciendo ahí por largos 3 ó 4 años. Fue en ese período que la pareja engendra los primeros hijos, Ana y Héctor.
Un día oyen hablar de Aysén y de sus feraces tierras para el pastoreo. Endilgan hacia el sur por territorio argentino y llegan en un mes. La forma de transporte eran chatas de cuatro ruedas tiradas por seis caballos que podían sobrellevar un gran peso. Además de esto traían animales a arreo. Ingresaron a Aysén a través de Coyhaique Alto en Mayo de 1914. Llegaron a la Compañía y levantaron campamento para descansar, pero aquella noche nevó un metro y medio, lo que les provocó tanto miedo que pensaron en volver, aunque las ansias de conseguir tierras propias pudo más y se quedaron.
Luego trabajaron en lanas y animales para la compañía y se pudieron aprovisionar de víveres y animales. Es necesario mencionar finalmente que el sector donde se radicaron los primeros Cádagan fue en la Ensenada Valle Simpson. Luego de unos años, Adolfo Cádagan, hermano de Juan, decidió vender una parte de su tierra para construir el primer hotel de Coyhaique, el desconocido Hotel Cádagan cuya foto tenemos con nosotros.
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